Pese a todo

Señor Jesús:

Te amo, y aunque mi amor sea imperfecto, yo igual te amo
Te sigo, y aunque mis pasos seas cortitos, yo igual te sigo,
Te hablo, y aunque mis palabras sean simples, yo igual te hablo,
Te pienso, y aunque mis pensamientos sean limitados, yo igual te pienso,
Te llamo, y aunque mi voz sea bajita, yo igual te llamo,
Te abrazo, y aunque mis brazos sean cortitos, yo igual te abrazo.

Dios es Bueno

Dios es bueno, no importa

si estoy alegre o estoy triste,

cansada o relajada, 

con dinero o escasez,

si tengo frío o tengo abrigo,

si llueve o hace calor, 

si vengo o si me voy

si  lloro o si río

si estoy sola o acompañada,

si estoy enferma o con salud

si tengo hambre o estoy satisfecha

si sale el sol o se oscurece,

Pese a todo ello, Dios es bueno...

Tu Nombre

Pintaré con mis manos Tu nombre en mi corazón, para que nunca se me olvide, porque Tú pintaste con tu sangre mi nombre en el Libro de La Vida.
Con mis manos escribiré el más dulce y tierno de los nombres, Nombre que es sobre todo nombre, el ¡Nombre de Jesús!

¡Vencedor!

Mi Dios es grande y fuerte, y todo lo que ha dicho se ha cumplido, Él no ha fallado jamás a ninguna de sus promesas. El venció a la muerte, venció a los principados y potestades, venció a satanás y al pecado. Su poder no tiene límites. Él dijo y lo hará. Por eso y muchos más le sigo y le seguiré por siempre y hasta la eternidad...

Jesucristo el vencedor!!!

Si acaso

Si acaso la luna deje de ser redonda, si acaso el sol deje su incandescente calor, si acaso el mar se secare por completo, si acaso las estrellas dejaran de brillar, si acaso los montes se hicieran como polvo, si acaso el arcoiris perdiera sus colores... si acaso yo dejara de existir, tengo la plena seguridad de que mi Dios siempre permanecerá por toda la eternidad...un poquito más.

Caminando juntos

Señor he caminado en silencio, sin entender el por qué de mis temores, mientrs Tú como siempre a mi lado te encontrabas. Me miraste con amor, no había reproche en tus palabras, no había decepción...había simplemente amor y una infinita misericordia. Te conté mis dudas, te conté mis luchas, te hablé del desánimo de mi corazón y Tú en silencio me escuchabas. Y cuando ya no tuve más que decir, me hablaste con amor, me dijiste que era importante para Ti, que me amabas incondicionalmente, pero lo que más me impacto fue que me dijeras que aún creías que valió la pena morir por mí. Gracias mi Señor.

Enmudeciendo la tempestad

Señor Jesús: Tú eres la única verdad, aquella que salva, sana y cambia las vidas con poder y autoridad. Tú dijiste a los vientos y a la tempestad: "¡Calla, enmudece!" y al instante hubo gran bonanza.

Hoy en día Tú sigues declarando bonanza en nuestras vidas, porque la tempestad de esta vida, sus vicios y sus contradicciones, enmudecen ante tu Voz.

Gracias, Señor, por traer paz a nuestros corazones, gracias por estar siempre presente en nuestras barcas.